Ayer vuestras ideas fueron fosa, exilio o silencio de raíz sin pan ni sementera.
Ayer, nada más que ayer, vuestros nombres quedaron sepultados por la salvaje compañía del poder y sus metáforas.
Ayer arrastrásteis el cansancio de estar vivos en tierras extrañas, en lugares adonde no llegaban la delación ni la metralla.
Hoy convertidos en ceniza, en lápida, en vejez podrida de injusticia, existís en los que miran con respeto las trincheras del pasado, en los que admiran la dignidad a tiempo completo.
Asoman entre nosotros vuestros rostros fecundos, vuestras peleas solidarias, vuestros sueños a medio parir, abortados en las cunetas.
Sólo es una bandera la que os representa, sólo unos colores, sólo un trapo, un harapo, una arpillera pero cuánto dice, qué elocuente es a pesar de ser sólo una tela.
Cuánta esperanza mientras ondea, cuánta dentera agitada en mitad de una democracia en la que reina la violencia.
Y cuántos caudillos acechando detrás de ella para de nuevo arrancarnos la libertad entera.